camino con esfuerzo
ahora tengo una bicicleta roja y con canasto
Caí de rodillas, de cara a millones de toneladas de hierros calientes y rodantes, arrastrados por la infinita magnitud de su materia.
Caía arrodillada y los hombres desde el furgón me depredaban con su única mirada.
El amigo se ofreció y yo no pude ni siquiera ver sus ojos detrás de la visera.
Te agradecí mientras me levantaba del suelo y corría el tren.
También me habías ayudado a subir, y fumabas un cigarrillo, y te fuiste al otro vagón hasta que pasamos la general paz.
Fui patética. Volví al iglú.
(Odio la coca light. De mis drogas es la de peor ecuación costo-beneficio.)
2 comentarios:
Sos sorprendente cuando el iglú se retuerce y da señales de vida.
Otro abrazo muy grande.
Qué es lo peor? La caída o la mirada de los otros? O que esos otros no ayuden? O la Coca Light?
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