lunes, 5 de marzo de 2007

camino con esfuerzo

ahora tengo una bicicleta roja y con canasto

Caí de rodillas, de cara a millones de toneladas de hierros calientes y rodantes, arrastrados por la infinita magnitud de su materia.

Caía arrodillada y los hombres desde el furgón me depredaban con su única mirada.

El amigo se ofreció y yo no pude ni siquiera ver sus ojos detrás de la visera.

Te agradecí mientras me levantaba del suelo y corría el tren.

También me habías ayudado a subir, y fumabas un cigarrillo, y te fuiste al otro vagón hasta que pasamos la general paz.

Fui patética. Volví al iglú.

(Odio la coca light. De mis drogas es la de peor ecuación costo-beneficio.)